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Mi proceso de empoderamiento, por Rocío Molpeceres

Rocío Molpeceres participa este 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en el VI Foro Social y I Europeo de Mujeres y Niñas con Discapacidad de la Fundación CERMI Mujeres que se celebra en León. Por este motivo, ha escrito un artículo para compartir con el Movimiento ASPACE.  

 

Rocío Molpeceres es trabajadora social y vicepresidenta de ASPACE Valladolid además de ser una firme activista y defensora de los derechos de las mujeres con parálisis cerebral y con grandes necesidades de apoyo.

Participa este 25 de noviembre, con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en el VI Foro Social y I Europeo de Mujeres y Niñas con Discapacidad de la Fundación CERMI Mujeres que se celebra en León.

Bajo el título ‘Yo Decido’ este foro social tiene como objetivo el empoderamiento individual y colectivo de las mujeres y niñas con discapacidad, que en España son 2,5 millones y en la Unión Europea en torno a 60 millones.

Su ponencia se basará en el proceso de empoderamiento y por ello, ha querido escribir un artículo para compartir con el Movimiento ASPACE:

Mi proceso de empoderamiento, por Rocío Molpeceres

En este 25N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, quiero centrarme en mi proceso de empoderamiento, porque quizá con estas palabras que ahora lees, pueda ayudar a otras mujeres con discapacidad a conseguir sus objetivos, sus metas, sus deseos. 

Como mujer con parálisis cerebral y con grandes necesidades de apoyo me gustaría centrarme primero en la formación, ya que creo que es la base de todo. Es cierto que tuve dificultades para poder cursar bachillerato porque no me dejaban, pero con mi empeño lo hice y al final conseguí acceder a la universidad y realizar trabajo social. Antes de entrar en la UNED, hice un ciclo formativo de grado superior de integración social.

Pude empoderarme gracias a mis estudios. Cada pequeño logro académico se convirtió en un recordatorio de que la educación no debía ser un privilegio exclusivo, sino un derecho fundamental para todas las personas. Mi viaje educativo ha sido más que aprender; ha sido una declaración de que las personas con discapacidad merecemos igualdad de oportunidades.

Llegar a la universidad me ha permitido acceder a más información sobre temas muy interesantes para mí como los derechos o el feminismo, que siempre me habían gustado y pensé que, según me lo planteaba la sociedad, no eran para mí.

Salir al mundo y participar en la sociedad siendo una mujer con parálisis cerebral ha sido una experiencia reveladora. La participación es crucial porque te permite poner voz en primera persona y hasta entonces solo habían sido las familias las que ponían voz. Hoy por hoy somos las propias mujeres, en este caso con discapacidad, las que alzamos la voz para reivindicar nuestros derechos.  Mi participación en eventos públicos no solo es una afirmación de mi presencia, sino también un recordatorio de que la discapacidad enriquece la sociedad. Porque somos capaces de contribuir de maneras únicas y valiosas.

En este sentido me gustaría recalcar la figura de la asistencia personal, que, en mi caso ha sido una pieza fundamental en mi viaje de empoderamiento. Supone una herramienta muy poderosa para la participación en la comunidad porque nos ha hecho visibles. Para mí, es la figura que culmina el empoderamiento. Yo puedo querer tomar mis propias decisiones, pero, realmente, hasta que no tienes la oportunidad de que una persona de fuera de tu entorno esté contigo, no sabes si eres capaz o no de empoderarte realmente y de ser consciente de los apoyos que tú realmente necesitas. Porque como siempre suelo decir, se rueda fuerte cuando acepto que las sillas son mis pies, que alguien tiene que ser mis manos, pero cuando tengo claro que la voz y las ideas las pongo yo.

Hoy celebro la fortaleza que todas las mujeres con discapacidad llevamos dentro. Somos líderes, creadoras y agentes de cambio. Mi empoderamiento no solo es un logro personal, es un recordatorio de que la diversidad es nuestra mayor fortaleza. Por eso invito a todas a reflexionar sobre la importancia de la inclusión y el empoderamiento de las mujeres con discapacidad. Porque nuestras voces merecen ser escuchadas, nuestras historias merecen ser contadas y nuestras contribuciones merecen ser reconocidas.

 

 

 

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