El envejecimiento es un proceso natural al que todas las personas nos
enfrentamos. Para las personas con parálisis cerebral, además,
representa un desafío porque aparecen nuevas necesidades a las que
familias, entidades ASPACE y la Administración Pública deben
responder. La parálisis cerebral ya es, por sí sola, un reto
sociosanitario significativo: una discapacidad de base física, que
puede venir acompañada de otras discapacidades, así como de
necesidades de apoyo intelectuales, comunicativas y en el ámbito de
la salud, entre otras. Esta realidad requiere un abordaje específico
y especializado con el que construir para cada persona un abanico de apoyos
personalizado que promueva su vida independiente. Además, el 80% de
las personas con parálisis cerebral tiene grandes necesidades de
apoyo, por lo que requerirán apoyos personales continuos para todas
las actividades de su día a día.