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¡Hasta la próxima Salamanca!

¡Hasta la próxima Salamanca!

Concluimos nuestro viaje a Salamanca con muchas anécdotas, aventuras y muy buenos momentos. ¡Pensando ya en el siguiente!

Muy a nuestro pesar, damos por finalizado el viaje a Salamanca. Eso sí, con buenas sensaciones. La valoración en general ha sido buena. Os contamos nuestras experiencias por Salamanca y la Alberca para que toméis nota por si viajáis a estas zonas.

El hotel como ya hemos comentado está bien adaptado. El único problema es que solo teníamos 6  habitaciones y 3 personas se quedaron sin habitación adaptada. La solución: duchar a esas 3 personas en las habitaciones adaptadas de sus compañeros.

Sobre Salamanca, comentaros que es una ciudad accesible, llana y con pocos  barreras arquitectónicas. En relación a los baños, tenemos que decir que en la Plaza Mayor solo hay un local con baños adaptados (Abadía Plaza). La oficina de turismo que podemos encontrar en esta plaza tiene mucha información sobre accesibilidad y todos los monumentos accesibles de la ciudad. Como apunte, en esta plaza también encontramos los helados más ricos de la mano de D.Mauro.

Hemos comido un picnic en un parque que se llama La Alamedilla, en esa zona no hay baños adaptados en ninguna de las cafeterías, recorrimos muchas y terminamos yendo al centro de salud donde sí tenían baños adaptados. Otro de los días comimos en un restaurante que nos recomendaron en la oficina de turismo (Delicatesen), está en la zona histórica cerca de La casa de Las Conchas y para ser zona antigua está bien adaptado. La atención y la comida muy buena.

Más tarde visitamos "La Casa de las Conchas". Para poder acceder hay que entrar por un lateral en el que tienen dos ascensores en el que solo cabe una silla  de ruedas. Solo se puede acceder al claustro pero vale la pena. Las visitas son solo por las mañanas. También conocimos la catedral nueva y la vieja, para ello debéis reservar el día y la hora en su página web. Cuando llegamos y nos abrieron la catedral nueva por una puerta lateral en la que hay unas rampas de madera, por dentro es accesible. Tuvimos la suerte de conocer a Juan Pedro, coordinador de visitas de la catedral, que nos regaló unas estampas de la patrona de Salamanca la Virgen de La Vega, y nos hizo una visita guiada con explicación de todas las capillas por importancia histórica y eclesiástica.  La catedral Vieja tiene un acceso difícil pero posible. Vale mucho la pena. Juan Pedro incluso nos cantó para demostrar la acústica tan buena que tiene la catedral. Queremos darle las gracias por su amabilidad y sensibilidad.

Os contamos también nuestra visita a la Alberca. Salimos por la mañana desde el Balneario hacia Las Batuecas, el pueblo por excelencia es La Alberca. Nos llevó unas 2 h llegar desde Ledesma, dejamos el autobús en un parking especial, al lado había un centro de interpretación de la naturaleza de la Junta de Castilla y León con baños adaptados pero si no se reserva, por la tarde está  cerrado. Hicimos el picnic en el parking a la sombra de unos pinos para escapar un poco del sol que a esas horas pegaba fuerte.

La bajada hasta el pueblo es un poco complicada porque es cuesta abajo y no hay sombra. Hay zonas por las que no queda más remedio que ir por la carretera. Se tarda 15 minutos en bajar. Para subir nos recogió el autobús a la entrada del pueblo con permiso de  La Guardia Civil... si hubieramos tenido que subir por la cuesta nos podía haber dado un mal.

El pueblo es precioso, pero debido a su antigüedad no es fácil callejear con sillas de ruedas. Pudimos acceder a la Plaza Mayor y tomar algo allí disfrutando de sus balcones con flores. Más tarde fuimos a hacer las compras de los famosos embutidos Ibéricos y otros productos de la zona. La señora que atendía la tienda de embutidos fue muy agradable y nos regaló unas obleas típicas para que las probásemos.

Para volver a casa salimos por la mañana temprano, despidiéndonos del Balneario de Ledesma y con mucha pena de no poder alargar el viaje un par días más.
Llevamos el picnic que nos dieron en el Balneario con la idea de parar para comer en algún bar, pedir algo de beber e ir a los baños. Como no, tuvimos complicaciones hasta para eso. En el primer restaurante que paramos en Zamora: Restaurante Los Valles, nos dijeron que no podíamos tomar el picnic allí. Sus formas tampoco fueron las más acertadas. Finalmente paramos en A Gudiña, exactamente en el Hotel Suizo. Las chicas fueron muy amables con todos nosotros.
Antes de terminar, queremos hacer una mención especial para nuestro conductor de autobús, Antonio.  Nos sentimos muy seguros con él y muy agradecidos por su amabilidad y buen humor.

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