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"Si las personas con grandes necesidades de apoyo no consiguen sus legítimas aspiraciones estaremos fracasando"

Entrevistamos al presidente del CERMI, Luis Cayo Pérez Bueno en el 25 aniversario de la entidad.

El CERMI surge en el año 1997 con el objetivo de ser la expresión unitaria del movimiento social de la discapacidad para la representación y la incidencia políticas, se constituyó así, como el motor de las legislaciones y políticas públicas de discapacidad en clave de derechos, inclusión y bienestar.

En el 25 aniversario de su nacimiento hablamos con su presidente Luis Cayo Pérez Bueno sobre estos años de trabajo y la especial relación que mantiene la entidad con el Movimiento ASPACE desde sus inicios.

¿Tras estos 25 años cuáles han sido sus los logros más significativos?

Puede que no observe la neutralidad requerida para responder a esta cuestión, al ser parte de este proyecto, y no tener capacidad suficiente para distanciarme. Más que referir los logros, que en estas dos décadas y media necesariamente tienen que ser numerosos -de otro modo, habríamos fracasado-, quiero aludir tan solo a algo cualitativo, a una suerte de proceso que se ha desencadenado, y que considero irreversible y al que el CERMI ha alentado y servido desde su inicio; la inclusión de las personas con discapacidad a través de la toma de conciencia y el activismo cívico resulta imparable.

Puede tardar más o menos, pero no es posible detenerlo. Hemos desatado una espiral de cambio social que cobra progresivamente más fuerza. En eso, el CERMI tiene algo que ver; me quedo con eso, que no es poco, en términos históricos.

¿Cuáles son los principales objetivos pendientes para cumplir?

En la misma línea de la respuesta anterior, iría más por lo cualitativo, por lo mental, que es lo que dirige todos los procesos sociales. La agenda política de la discapacidad es ingente, tanto como las demandas y necesidades no cubiertas ni satisfechas; nuestro activismo será preciso incluso más intensamente durante las próximas décadas, sin duda, pero está bien encauzado: generar entornos inclusivos con los apoyos suficientes para que las personas con discapacidad puedan ejercer sus derechos, participar en la comunidad y aportar su compromiso y talento a la mejora colectiva. Insistir en eso.

¿Qué hitos destacarías de la colaboración entre el CERMI y Confederación ASPACE en relación con los derechos de las personas con discapacidad y en especial de las que tienen parálisis cerebral? ¿Qué ha aportado el movimiento asociativo de la parálisis cerebral al conjunto de la discapacidad organizada?

El Movimiento ASPACE es miembro fundador del CERMI, está desde el mismo comienzo, sin vacilaciones, con genuina convicción. El caudal de contribuciones de ASPACE al CERMI es inmenso. Pondría el énfasis en dos, en particular: el entender lo que suponen las grandes necesidades de apoyo y ofrecer respuestas para que la personas con discapacidad que las presentan, como las que tienen parálisis cerebral, no queden excluidas de los procesos de inclusión. Esto es verdadera piedra de toque de nuestro discurso y de nuestra acción. Si las personas con grandes necesidades de apoyo no consiguen sus legítimas aspiraciones estaremos fracasando y nuestro mensaje será retórico. Hemos de asumirlas sin ambages y procurar que obtengan satisfacción.

La segunda, sería el valor del activismo de base familiar, esencial en el movimiento CERMI, que, sin renunciar en absoluto a ese origen, está transformándose creativamente para promover al tiempo el empoderamiento de las propias personas con parálisis cerebral, que están llamadas a asumir su propio liderazgo personal y cívico. Familias y personas, corresponsables.

Hace unas semanas celebramos el Día Mundial de la Parálisis Cerebral y en nuestro Congreso el tema principal fue la vida independiente de las personas con parálisis cerebral, ¿cómo puede evitar la discapacidad organizada que las personas con pluridiscapacidad y mayores necesidades de apoyo se queden atrás en la implantación de los procesos de promoción de la vida independiente?

Dándoles las herramientas y acompañándolas activamente para que tracen y desplieguen su propio proyecto vital. No presuponiendo lo que desean o lo que pueden o no hacer, sino destruyendo los obstáculos que impidan o dificulten que sus decisiones y preferencias se vean realizadas. El movimiento social de la discapacidad ha de ser muy exigente consigo mismo para proporcionar el acompañamiento más eficaz a estas personas. Nuestro ser o no ser, se debate en cómo encaremos y resolvamos esta cuestión crucial.

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