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“Ahora puedo decir sin miedo que soy gay y estoy orgulloso”, José Manuel, AVAPACE

Entrevistamos a José Manuel, que cuenta cómo ha sido el proceso para dar a conocer su orientación sexual; y a María Morales, terapeuta de AVAPACE, que explica en qué consiste el proyecto de sexualidad que tienen en marcha en la entidad.

José Manuel vive en la residencia de AVAPACE. Se define como una persona muy activa a la que le encanta conocer gente nueva, ir a tomar algo y salir a bailar. Actualmente entrena en un club de ciclismo adaptado y acude a clases de informática.

Para este 28 de junio, Día Internacional del Orgullo LGTBI, José Manuel reivindica “que se nos incluya, que la gente entienda que las personas con parálisis cerebral también tenemos derecho a estar con quien queramos y dejen de mirarnos como si fuera algo raro”.

Recientemente, José Manuel ha pasado por un proceso para dar a conocer su orientación sexual y explica cómo le ha ayudado el proyecto de sexualidad en el que participa en AVAPACE. María Morales es terapeuta: “el proyecto tiene como objetivo desarrollar la comprensión del derecho de las personas con parálisis cerebral y grandes necesidades de apoyo a la intimidad y privacidad, así como a disfrutar de una vida afectivo-sexual plena, siendo capaces de solicitar los apoyos necesarios para este fin. En definitiva, posibilitar que cada persona viva su sexualidad de forma sana, feliz y responsable”.

Gracias a este trabajo previo, las personas con parálisis cerebral van manifestando sus necesidades, recalca María. Este fue el caso de Jose, quien asegura “las sesiones con mi psicóloga y los talleres de sexualidad me ayudaron a entender que no había nada malo en ser gay y además descubrí que algunos profesionales y compañeros también lo eran”.

Sin embargo, antes tuvo que pasar por un proceso para darse cuenta él mismo de que le gustaban los chicos. “Al principio pensaba que eso estaba mal y lo escondía. Pensaba que la gente se iba a reír de mí. Luego lo fui hablando con personas de mi confianza. Entonces me fui atreviendo a contárselo a más gente y, por último, hace unos meses, di el paso de contárselo a mi hermana, con apoyo. Yo tenía miedo, pero se lo tomó muy bien y me acepta y me quiere como soy. Fue una liberación. Ahora puedo decir sin miedo que soy gay y estoy orgulloso, y por primera vez este año celebro el orgullo de verdad”.

AVAPACE es un apoyo fundamental para José Manuel porque le ha ayudado a aceptarse y quererse como es, a entender sus derechos y a sentirse libre para estar con quien quiera y disfrutar del placer, solo y acompañado.

En cuanto a las principales dificultades, asegura que la principal es “conocer chicos con los que tener una relación”. “Me gustaría tener novio, pero es difícil porque las personas con discapacidad lo tenemos más difícil para conocer gente, y encima hay pocos chicos que digan abiertamente que son gays”. Por ello, según explica María, los objetivos con José Manuel ahora están encaminados a vivir una sexualidad segura, tranquila y placentera e intentar ampliar círculos para conocer gente nueva, además de, por supuesto, continuar conociendo otras realidades. “Tratamos la diversidad sexual de manera transversal visibilizando un abanico lo más amplio posible de referentes y modelos diversos para que quepamos todas las personas y así poco a poco la gente pueda entender y respetar todas las opciones”, relata María.

Dentro del proyecto de sexualidad se realizan acciones, talleres, divulgación y formaciones para el equipo además de las sesiones individuales de psicología y fisioterapia donde se aborda el desarrollo afectivo-sexual, y la coordinación con las familias.

En relación con esto, María asegura que “siempre que la persona esté de acuerdo, trabajar con la familia es algo muy positivo porque va a ser la clave para que la persona se sienta aceptada y no tenga que esconder parte de su realidad y de sus necesidades”. “Hay familias que desde el principio se involucran en el proceso y otras con las que hace falta ir más despacio y son las que nos supondrán mayores retos, pero la coordinación es fundamental para el bienestar de la persona”, manifiesta.

En cuanto a los prejuicios que aún existen socialmente, María cree que “si parte de la sociedad continúa negando o escondiendo la sexualidad de las personas con discapacidad, será imposible que se acepte su diversidad”. “Hay que reconocerlas como personas dignas y merecedoras de amar y ser amadas, de desear y ser deseadas y de ser y expresarse como lo sientan”, puntualiza.

 

 

 

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