Por Mario García (Servimedia)
Desborda entusiasmo a la vez que pragmatismo y enarbola como bandera principal la unidad, consciente de que los éxitos del movimiento asociativo de las personas con discapacidad en general, y con parálisis cerebral en particular, se siembran yendo de la mano y no frente a frente.
Jaume Marí Pàmies, presidente de la Confederación ASPACEJaume Marí Pàmies preside la Confederación ASPACE desde mayo de 2009 y hoy en día sopesa presentarse a la reelección para la Asamblea General de 2013.
Pàmies (Tarragona, 1956) estudió ingeniería técnica industrial y se especializó en informática. De hecho, era el responsable de informática de Repsol en la capital tarraconense cuando en 1985 nació su hija mayor, María, que tiene parálisis cerebral.
“Al principio fue un ‘shock’ increíble porque uno piensa que todo va a ir bien y al final, cuando te comunican que no ha ido bien, pues fue un choque. Aquí los padres sufren un poco y en mi caso estuve un par de años buscando cuál era la solución para mi hija, pero uno se cansa de buscar, no encuentras lo que buscas porque la parálisis cerebral no tiene cura y en esos momentos te desanimas, hasta que vuelves otra vez a levantar el ánimo para poder continuar la lucha”, explica.
Pàmies continuó trabajando en Repsol hasta 1995, cuando desistió porque podría ser destinado a algún país sudamericano, en plena expansión de la petrolera española, que cuatro años después adquirió la argentina YPF para llamarse ahora Repsol YPF. Sin embargo, se ofreció a ser el gerente de una panificadora industrial de un amigo y ahí estuvo unos cuatro años, hasta que decidió volcar su tiempo profesional en la atención a las personas con parálisis cerebral.
Como la escolarización en las escuelas de educación especial comenzaba a los seis años y María alternaba el hogar con las visitas al hospital de Tarragona, donde tenía sesiones de fisioterapia y de rehabilitación, en 1991 Pàmies llevó a su hija a la de la Asociación Provincial de Parálisis Cerebral (APPC) de Tarragona, mientras él entró en la junta directiva de esta entidad y a involucrarse paulatinamente en la gestión de entidades no lucrativas.
“Antes no conocía absolutamente nada del movimiento asociativo y llegar allí fue un impacto. En aquellos años, la educación especial estaba empezando y los recursos eran muy limitados”, recuerda.
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