Las patologías respiratorias crónicas y los problemas cardiovasculares asociados a esta pluridiscapacidad acentúan la vulnerabilidad de las personas con parálisis cerebral ante el COVID-19. El Movimiento ASPACE, formado por 85 entidades, 230 centros de atención directa, 5.300 profesionales y 20.700 personas asociadas demanda medidas para garantizar también la protección de este colectivo.
