La salud de nuestro hijo o hija

Los signos precoces de la parálisis cerebral generalmente se muestran antes de que el bebé alcance los 3 años de edad. Con frecuencia son los propios padres los que sospechan que las habilidades motoras de su bebé no se están desarrollando normalmente.

La parálisis cerebral a menudo se manifiesta con retrasos en el desarrollo, de modo que los bebés llevan un proceso más lento para alcanzar los puntos importantes de desarrollo para su edad, como aprender a darse vuelta, sentarse, gatear, sonreír o caminar.

Los padres preocupados sobre el desarrollo de su bebé por cualquier motivo deben consultar con su pediatra, que será quien pueda determinar la diferencia entre una brecha normal en el desarrollo y un retraso que pudiera indicar parálisis cerebral u otro tipo de discapacidad afín.

Es fundamental realizar un diagnóstico precoz del retraso en el desarrollo del bebé en cualquiera de las esferas durante el primer año de vida, ya que es el momento ideal para lograr mayor grado de rehabilitación en el bebé.

La parálisis cerebral presenta grados de discapacidad muy diferentes, ya que puede incidir de forma leve o llegar a presentar un grado de afectación y dependencia grave, de modo que la salud del bebé dependerá del alcance de su daño cerebral.

En este sentido algunos bebés presentan escasas dificultades, mientras que otros presentan graves afectaciones. Por ejemplo, la lesión cerebral puede ser muy leve y afectar solo a la parte del cerebro que controla la marcha, o puede ser mucho más extensa y afectar al control muscular de todo el cuerpo y al nivel cognitivo.

En cualquier caso es aconsejable realizar revisiones y controles periódicos del bebé con los especialistas en los distintos campos.

Junto con las dificultades en el movimiento pueden aparecer alteraciones sensoriales, del comportamiento, de personalidad, cognitivas, comunicativas o de salud.

Las manifestaciones cognitivas más comunes serían:

  • Los trastornos del habla y el lenguaje: supone la dificultad para formar palabras y hablar claramente, y se encuentran presentes en más de un tercio de los niños y niñas con parálisis cerebral. Esta capacidad va a depender, en primer lugar, del desarrollo intelectual, y en segundo lugar, de la habilidad motriz para controlar los músculos. Muchos niños y niñas pueden ejercitar la comunicación verbal, y para los casos en los que resulta más complicado, existen sistemas aumentativos y alternativos para la comunicación.

  • Problemas de aprendizaje: debido a la lesión cerebral, muchos niños y niñas con parálisis cerebral desarrollan problemas de aprendizaje, que pueden mostrar debido a dificultades en la atención, concentración, memorización, con el procesamiento de la información o el control de impulsos.

  • Discapacidad intelectual: los bebés con parálisis cerebral no necesariamente tienen déficit cognitivo, pueden preservar sus capacidades cognitivas intactas, y en algunos casos manifestarán un retraso cognitivo.

Las manifestaciones sensoriales más comunes son:

  • Visión: el problema más común en los niños y niñas con parálisis cerebral es el estrabismo, comúnmente llamado "bizquera," en el cual los ojos están desalineados debido a diferencias entre los músculos oculares derechos e izquierdos. Se puede corregir con un parche, toxina botulímica o con intervención quirúrgica.

  • Audición: el deterioro auditivo es poco frecuente, aunque si tienen afectado el nervio auditivo pueden desarrollar hipoacusia.

  • Percepción espacial: en el ámbito espacial los niños y niñas, en ocasiones, no son capaces de relacionar el espacio con su cuerpo. Les resulta difícil, por ejemplo, calcular las distancias o construir visualmente en tres dimensiones, ya que ello requiere la función coordinada de ambos ojos. Esto se debe a una lesión cerebral y no está relacionado con la inteligencia.

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